lunes, 25 de abril de 2011

2da parte

Gregorio siguio siendo la misma persona de siempre, a la gente no le molestaba en lo más mínimo la soberbia de Gregorio, pues en cierto modo les favorecía. Pero la soberbiedad de Gregorio fue creciendo mas y mas y mas, no dejaba que nadie lo ayudara ni que nadie interfiriera en sus asuntos.


La gente del pueblo se empezó a dar cuenta de la situación de Gregorio, y se preocuparon mucho. La gente le empezó a dejar de pedir a Gregorio ayuda y consejos, con el proposito de que Gregorio dejar de querer hacer todo lo de los demás, para ayudarlo. La gente del pueblo le empezó a regalar cosas, a tratarlo bien y mostrarles su cariño para que Gregorio regresara a ser el mismo de antes y no tuviera la presión de hacer todo el mismo si no que sintiera el apoyo emocional de sus amigos y de su comunidad.


Gregorio no reaccionó muy bien ante como el pueblo lo empezó a tratar, el sentía que era parte de su vida siempre andar ayudando a los demás y hacer todos los oficios difíciles que la gente no podía hacer. Se sintió rechazado por sus amigos y se empezó a enojar por todo. Gregorio dejó de salir y de ayudar a los demás, la gente se le acercaba pero él los rechazaba. No quería socializar con nadie, y solamente se dedicaba a sus trabajos en el campo pesados y agotadores. No le importaba lo que pensaran todos los demás de él, el ya no quería saber nada de ellos.


La gente del pueblo se sintió mal por Gregorio, porque no sabían si habían obrado bien o habían obrado mal. Decidieron que debían disculparse con Gregorio de todos modos para que él se sintiera mejor y regresara a juntarse con ellos y ayudarlos. Se le acercaron a su casa y tocaron la puerta, Gregorio no respondió. Todos se sintieron mal cuando Gregorio no les respondió, y se regresaron tristes a sus casas. Al siguiente día volvieron a tratar de hablar con Gregorio, pero por segunda ocasión, Gregorio no respondió a su puerta. Al día siguiente intentaron hablar con Gregorio por tercera vez, y esta vez Gregorio si les abrió la puerta pero les gritó que se largaran de allí y los empezó a insultar.


La gente del pueblo después de este encuentro con Gregorio ya no se sentían culpables por el comportamiento de Gregorio, si no que ahora se sentían molestos con él, porque ellos se esforzaron en disculparse con Gregorio y llevarse bien otra vez, y Gregorio los había despreciado. Ya no sentían lastima por Gregorio y ahora se marginaban de él y ni siquiera le trataban de hablar. Los amigos más cercanos de Gregorio se sentían tristes y enojados por el comportamiento de Gregorio hacia ellos, esperaban más comprensión de él.


Gregorio empezó a quedarse solo, no hablaba ni trataba con nadie más en el pueblo. Empezó a acostumbrarse a la soledad. La gente del pueblo poco a poco siguió con sus vidas, dejaron de presionarse tanto y hacían trabajos no tan difíciles que ellos podían hacer solos. El pueblo poco a poco se fue olvidando de la existencia de Gregorio, que tanto había significado para la gente que lo habitaba.


La sabia doña Lacandona sabía que esto no podía seguir así, y decidió que debía convencer a Gregorio a que volviera a la comunidad y que se olvidara de su soberbia. Pero tenía miedo que Gregorio pudiera tripiarla con ella y lastimarla, así que decidió llamar a los dos amigos más cercanos que había tenido Gregorio, Damián el jardinero y Homero el bartender.

Gregorio el soberbio

Había una ves, un hombre llamado Gregorio. El vivía en un pequeño pueblo en el norte de la antiguo Escocia llamado Hountington, era admirado y amado por todos en ese pueblo. El era el modelo a seguir de todos los jóvenes y los viejos le pedían ayuda en los quehaceres del pueblo. Gregorio era un hombre muy fuerte y alto, las mujeres querían con el, era el ganador en luchas contra todos los hombres del pueblo, pero sus cualidades mas especiales que tenía eran sus virtudes.


Gregorio era el hombre mas virtuoso que uno se pudiera imaginar, era un hombre generoso, bondadoso, alegre, ordenado, limpio, solidario, entre muchas de sus demás virtudes que hacían de el una persona buena y ejemplar con los demás. El único defecto notorio que tenía Gregorio, era su sobredosis de soberbia. Gregorio por ser tan independiente y siempre estar pendiente delos demás y ayudandolos, creía que lo podía todo, nunca aceptaba ayuda de los demás. Pero la gente no se daba cuenta de la soberbia de Gregorio, por la admiración y amor que le tenían, siempre miraban como algo bueno cuando Gregorio les negaba su ayuda porque pensaban que el solo lo hacia paran no hacer sus problemas de los demás.


Un ejemplo de la soberbia de Gregorio, fue cuando una ves unos chavos llamados Martin y Samuel, que eran los cazadores del pueblo, habían cazado tantos venados que ya no los podían llevar de regreso del bosque a la aldea. De suerte, estaba Gregorio caminando por el bosque y los dos cazadores le pedieron ayuda. Gregorio, siempre feliz de ayudar a los demás y poder hacer las cosas el acepto ayudarlos. Gregorio llevaba un saco grande y una carreta de madera para llevar frutas, Gregorio metió todos los venados en el saco ala fuerza y los monto en su carreta. El empezó a halar la carreta con todas sus fuerzas pararegresarla a la aldea, aunque Martin y Samuel ofrecieron
repetidamente su ayuda, Gregorio no las aceptaba porque el quería llevar la carreta solo. Era un largo camino hasta la aldea cuando
Gregorio al fin llego con la carreta estaba muy cansado y golpeado, del esfuerzo q le llevo llevar la carreta llena de venados hasta la aldea
lo dejo con dolor de espalda durante una semana.


Había una señora anciana muy sabia en el pueblo, ella se llamaba doña Lacandona. Doña Lacandona se dio cuenta de lo que le sucedía a Gregorio. Ella mando a llamar a Gregorio para que llegara a su cabaña que estaba en la Cima de la Colina que estaba en las afueras de la aldea. El asistente de doña Lacandona, Rubén, llego un día a la casa de Gregorio a decirle que doña Lacandona le quería ver. Gregorio se sintió honorado al ser llamado por la sabia anciana doña Lacandona, y acepto ir a la cabaña de la vieja.


Gregorio llego a la cabaña de doña Lacandona, era un choza muy extraña y llena de adornos raros, luego se sentó con la vieja y comieron un almuerzo muy rico. Durante el almuerzo, doña Lacandona le expreso a Gregorio sus preocupaciones sobre su soberbia. Le dio como ejemplo los sucesos que se dieron cuando trajo la carreta de madera desde el bosque para ayudar a los cazadores, y no acepto ayuda
durante todo el camino aunque halla tenido que aguantar un dolor de espalda tremendo por la siguiente semana. Doña Lacandona le dijo que no tenía que hacer todo el para que la gente lo quisiera, que el era suficientemente bueno para que la gente entendiera cuando el no podría hacer algo y no esperan todo de el si no que ,o admiran y lo entenderían cuando el no pueda hacer algo. Gregorio respeto la opinión de doña Lacandona, pero no estaba de acuerdo con ella, el no se daba de cuenta de su propia soberbia y seguia pensando que el tenía que ayudar a todos y que el podía hacerlo todo el mismo. Pero lo que el no sabia es que pronto su soberbia le iba a traer muchos problemas.